Hace pocos días se llevó a cabo el congreso de la APP en Trujillo. Fue una buena oportunidad para regresar y verificar la expansión de mi ciudad natal, el aspecto de las calles por las que uno caminaba cuando era niño y adolescente han cambiado mucho, que hasta parece que se tratara de otra ciudad. Se ha perdido un poco de la esencia de la ciudad, si antes se criticaba la centralización del país en Lima, ahora ha habido un poco de descentralización, pero en algunos casos a expensas de quitar la riqueza de la cultura local para convertir a las provincias en una extensión de lo que se encuentra en la capital.
Sobre el congreso poco que comentar, los presentadores se suelen repetir y los temas son casi los mismos que se realizan en Lima bajo el auspicio de la industria farmacéutica, con alguno que otro cambio en las diapositivas. En estos casos mi narcolepsia es beneficiosa y el cálido clima trujillano lo favorecía.
Una anécdota fue la que pasamos con una colega del hospital al visitar un stand donde obsequiaban unas mochilas. En realidad no suelo usar mochilas con publicidad (salvo los maletines de los congresos), pero tengo la costumbre de guardarlas con la esperanza que algún día servirán para algo o para alguien. Lo interesante es que la representante nos dio la bienvenida con una pregunta: "¿Son médicos?", ante la respuesta afirmativa y una sonrisa de mi compañera y yo, la señorita trató de excusarse diciendo que le habían dado pocas mochilas y que sólo eran para médicos. Cuando ya estábamos dando por superado el impase nos pregunta "¿Ustedes son residentes de primero, segundo o tercer año?" Ya le habíamos explicado previamente que trabajabamos como "asistentes" en un hospital nacional. No entendí si el hecho de ser residente habría cambiado la calidez del trato, pero lamentablemente tampoco atinó a este nuevo intento por averiguar nuestra procedencia. Agradecimos la confusión con residentes, suponíamos o queremos creer que se debía a nuestro aspecto casi juvenil ó a que había escuchado al Dr Mori que uno no terminaba de formarse como especialista hasta 10 años después de terminada la residencia.
La anécdota no pasó más allá de eso, pero me quedó la incertidumbre de cuantas personas van a los stands de los laboratorios con la intención de que "les hagan el favor" de regalarles algo, quizás por eso algunos laboratorios creen (y deben basarse en alguna experiencia) que con una "cortesía" se han ganado alguna prescripción. Lo que se debe tener en cuenta es que esas "cortesías" van a incrementar el precio de los medicamentos. Hay algunos médicos que llevan la cuestión al punto de no aceptar ni el lapicero, y que desde el momento en que aceptan algo ya son cómplices. Esa actitud no va a cambiar las cosas, servirá para tener sus conciencias limpias, pero si de verdad quiero el beneficio del paciente entonces hago un artículo comparativo de los precios de los fármacos ajustando el mismo al ingreso promedio de un habitante, incluso hay un indicador bastante cercano elaborado por The Economist: "El índice Big Mac", que compara el poder adquisitivo del país en base al costo de la famosa hamburguesa en ese país. Hacemos una búsqueda en Google o nos contactamos con colegas de otros paises para saber el precio de un medicamento X, aplicamos el índice y estandarizamos precios, pero ¿al incorruptible médico se le ocurre hacer algo al respecto ó sólo se contenta con tener la conciencia limpia?" Posiblemente lo primero va a necesitar un poquito de esfuerzo y ayuda de algún economista, pero ya tiene un artículo y un sustento para sincerar los precios.
Vengo pensando en ese artículo desde hace tiempo, pero ya compartí la idea. La maestría, el avance de la tesis, la carga asistencial y algunos otros artículos me impiden llevarlo a cabo en este momento. Lamentablemente es mejor críticar que poner manos a la obra.
Lo último de esta entrada es la última edición de la revista de la APP que ya generó respuestas principalmente por un artículo con respecto al uso de la lista de interés de la APP. La misma revista se desacredita cuando la revisión es muy superficial. En el Congreso leí otro artículo de la misma revista en que los métodos estadísticos son muy bonitos, llaman la atención, se ve más cool cuando el p es menor de 0.05, se hacen regresiones, etc., pero cuando uno se limita a revisar la metodología no queda claro porqué se hacen algunas intervenciones, qué información relevante agregan al estudio, porqué colocan que es un estudio prospectivo (posiblemente porque prospectivo suena a un gran estudio) cuando sólo se hizo una medición transversal y muchos etcétera.
El manejo de una revista es difícil porque en nuestro medio escasean las investigaciones en salud mental, o los investigadores prefieren publicar en una revista indexada a alguna base con alcance internacional. Tengo la suerte de ser miembro del comité editorial de una revista y veo como los editores sufren por sacar un número. Es cierto que los artículos no son muy grandes y tienen sus falencias, pero antes de publicarse pasan por un filtro de revisión por pares que disminuyen los errores. Falta mucho por mejorar, pero se hace el intento por hacerlo.
Les dejo las mejores postales del último congreso:
Mi querido amigo Martín, veo que te tomaste tu tiempo en el congreso y en nuestra añorada tierra trujillana... Esperamos nuevas entradas tuyas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias y gracias por la reanudación del blog. Muy buenas y entretenidas entradas con los comentarios y documentación siempre precisos.
ResponderEliminarUn abrazo